Lo sentí poco a poco penetrarme hasta que lo metió todo y nos quedamos paralizados por un momento, acostumbrándonos a la sensación. Las palabras de mi esposo sobre el auricular se confundían con otras que el chico más atrevido me decía al oído:
-”Estás riquísima, vamos a cogerla toda la tarde y vamos a darle por todos lados ¿eso quieres puta no?
La sensación se volvió delirante cuando los otros dos chicos se pararon enfrente de mí y con un gesto de imploración me acercaron sus penes y metí los dos en mi boca.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario