miércoles, 8 de julio de 2009

viejas y gordas

El grito que Laura emitió me llegó a preocupar pensaba que ese animal la había destrozado, pero poco a poco el tono cambió y se convirtió en un tono de súplica pidiéndole más. Yo salí de su boca, hice salir al negro y me tumbé en la cama penetrándole por la vagina e indiqué al negro que la follase por detrás. Qué os voy a contar… ¡qué polvo! Laura acabó completamente agotada entre varios orgasmos mientras el negro y yo derramábamos todo nuestro semen en su interior.

Cuando acabamos ambos salieron tan silenciosamente como habían entrado dejando a Laura completamente agotada en la cama y a mí con la sonrisa en el rostro.

Laura me dijo que nunca olvidaría esto y que buscaría la forma de agradecérmelo.

La segunda parte vendría un tiempo después… me tocaba a mí disfrutar de la mujer de Pedro y de la sorpresa de mi mujer…

No hay comentarios:

Publicar un comentario