El grito que Laura emitió me llegó a preocupar pensaba que ese animal la había destrozado, pero poco a poco el tono cambió y se convirtió en un tono de súplica pidiéndole más. Yo salí de su boca, hice salir al negro y me tumbé en la cama penetrándole por la vagina e indiqué al negro que la follase por detrás. Qué os voy a contar… ¡qué polvo! Laura acabó completamente agotada entre varios orgasmos mientras el negro y yo derramábamos todo nuestro semen en su interior.
Cuando acabamos ambos salieron tan silenciosamente como habían entrado dejando a Laura completamente agotada en la cama y a mí con la sonrisa en el rostro.
Laura me dijo que nunca olvidaría esto y que buscaría la forma de agradecérmelo.
La segunda parte vendría un tiempo después… me tocaba a mí disfrutar de la mujer de Pedro y de la sorpresa de mi mujer…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario